Sartre la libertad y el compromiso.

Dijo Jean-Paul Sartre (1905-1980) que el hombre no es otra cosa que su libertad, que dicha libertad no puede considerarse un poder metafisíco de la naturaleza humana, ni un permiso de hacer lo que se quiera, sin embargo se es responsable de lo que se es, entonces el hombre debe llevar a cuestas la carga de sí mismo, lo cual puede tornarse en una maldición, pero también en la "única fuente de la grandeza humana".

Viaje a la libertad

 He iniciado mi camino de libertad, no sé hace cuanto lo he emprendido, ya que se fue dando a través del tiempo, de las experiencias que he vivido, es ahora cuando siento que puedo "elegir" sin condicionamientos y por mi misma cómo quiero vivir, qué es lo que siento genuinamente desde lo más profundo de mi ser. Los libros me han abierto una ventana desde donde puedo identificarme con mi realidad personal.

Sé con certeza que no quiero ser una persona vulnerable, masoquista e insegura; porque cuando la personalidad está contaminada, las elecciones que se hacen no traen mas que sufrimiento, y uno queda a merced de ser dominada/o y utilizada como un objeto.

Sé, que si no me hago cargo de desarrollar mi personalidad, de fortalecerla, nada puedo ofrecer a los demás, a los que más amo, nada puedo ofrecerme.

En este proceso que vengo haciendo hay sentimientos que tengo muy claros y que me da mucha paz poder aceptarlos, reconocerlos.

Mirar hechos del pasado en los que pude identificar mis falencias, pero no con culpa (como siempre sentía antes), sino con la certeza de querer modificar con todas mis energías las causantes de dichas falencias. 
Ya no quiero ser complaciente, sino que quiero poder dar lo mejor de mi, amar, como decía Erich Fromm como acto de dar, pero para lograrlo tengo que desarrollar categóricamente mi persona, tener fe en mis propios poderes humanos y coraje para confiar en mi capacidad para alcanzar mis objetivos.

El viaje es un desafío, el vivir el aqui y el ahora, un trabajo constante, el ser feliz hoy cuando estamos vivos, cuando no necesitamos llegar al ocaso de nuestra existencia para darnos cuenta de lo que realmente importa.